SUMARIOS:
«Antes que dejarse dominar por los errores de otros, los ciudadanos hablarán claro y alto para denunciar el actual fundamentalismo económico, que es la peor enfermedad que hoy padecemos»
«La responsabilidad es de todos. No debemos permitir que la acción de unos pocos individuos, organizados para dominar nuestra política común, pueda llevarnos a una catástrofe incalculable»
l Secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geither, ha dicho recientemente en la reunión Wroclav (Polonia) que si no se pasa de las palabras a los hechos, y no se toman medidas en la UE para frenar la crisis y evitar los riesgos, estamos abocados a una catástrofe. ¡Pero todos! Porque no sólo hay divisiones en el debate sobre las medidas estratégicas a tomar en la UE, sino un lamentable conflicto entre los gobiernos de la Unión y el BCE. Faltan las medidas precisas para frenar la crisis. El juego de retrasos en la toma de decisiones, puede convertir en un caos el proyecto de la Unión Europea. En un discurso reciente, Obama afirmó, que esta crisis asusta al mundo, porque se está reaccionando tarde y con medidas poco eficaces. Krugman es de la misma opinión. ¿Por qué asumir tanto riesgo? Si es real ¿es una irresponsabilidad? ¿Es una estrategia para jugar el papel de salvadores de los pueblos hundidos? ¿Serán pirómanos? ¿No se fían? Demasiados interrogantes para conseguir otra Europa.
La catástrofe más profunda, es la persistente ceguera de la inmensa mayoría al dimitir de su voluntad y de su capacidad de actuar sobre las causas que están originando tantos sufrimientos. Y aún más preocupa esa incapacidad de considerarla siquiera lúcidamente. Esa apatía ciudadana resquebraja la vida política y cada acontecimiento que no afrontamos con valentía, nos acerca a una violencia desintegradora que puede hundir la supervivencia que estamos deseando mantener, porque no hay ninguna base económica sólida que respalde la prohibición de los gobiernos para financiar inversiones productivas o de infraestructura. Porque la frenada brusca del circuito del crédito lleva asegurada una ruptura del ciclo económico, y si el segundo paso es pagar todos, todas las deudas, el ahorro se dirige a reducir endeudamiento y el dinero no circula. Esa segunda ruptura del ciclo es más peligrosa que la primera, y estamos entrando en esa segunda trampa de la curva depresiva. Frente a los deseos de cambio de la mayoría, hay quienes defienden su statu quo, pero esos verán cómo un día, no muy lejano, será todo distinto. Porque cuando se declaran estados de emergencia, los ciudadanos, antes que dejarse dominar por los errores de otros, hablarán claro y alto para denunciar los hechos incuestionables, de un fundamentalismo económico que es la peor enfermedad que hoy padecemos.
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