LA AUSTERIDAD SOBRE QUÉ ESPALDAS. Del claro al oscuro.

Publicamos esta colaboración de Juan Luis Chillón por su mensaje directo y claro sobre los sacrificios de esta crisis económica.

Dentro de las cosas indiscutibles están unas cuantas verdades como puños: la crisis económica internacional, la deuda brutal de los estados del sur, la falta de financiación en condiciones de devolución posible para los países “ayudados”, la ausencia de financiación para las PYMES y las familias, los casi 6.000.000 de parados, los millones sin prestación alguna, las familias sin ningún ingreso…, vamos, que el desastre está más que claro y patente a los ojos de cualquiera por estúpido y no leído que sea. espaldas También parece palmariamente claro el origen de esta hermosa situación: los préstamos basura, la especulación de la construcción de viviendas sin control, el saqueo de cajas de ahorros por partidos gobernantes y directivos, el modelo mismo liberal que requiere hacer crisis periódicas para eliminar a los débiles y reducir el número de beneficiarios de la tarta (como en la selección natural de la selva), por aquello de mantener el ecosistema.., y otras muchas cosas claras para los que más saben de economía pero también para los que sólo saben sus efectos. Se pierde algo de claridad al entrar en el terreno de las opciones para responder a los problemas que tan impunemente se han creado: cortar la sangría que supone el “haber vivido por encima de nuestras posibilidades” (¡lo que hay que oír), haciendo recortes en sanidad, educación, servicios sociales, elaborando y aprobando una legislación laboral, para echar más fácilmente a los trabajadores, acabar con la estabilidad en el empleo, posibilitar la contratación a tiempo parcial, bajar los salarios, acabar con los convenios colectivos, estabilizar el inestable trabajo en precario, reducir de facto las pensiones, abandonar a miles de dependientes a su suerte, congelar los salarios, amén de reducir, el de los empleados públicos…, empobreciendo a toda la sociedad, mandando a la exclusión social a un buen montante de aquellos que últimamente sólo eran trabajadores con bajo nivel salarial y al umbral de la pobreza a buena parte del resto, bajar de nivel socioeconómico a casi todos. Desarrollar la economía especulativa, el dinero en bolsa, en bonos, depositado en paraísos fiscales, incrementado la economía del fraude fiscal. Nada de inversión para reactivar la economía, nada de exigir que los bancos vuelvan a dar financiación para la actividad económica, nada que permita la disponibilidad de recursos fruto del trabajo para dinamizar la producción y el consumo. No hay que extrañarse de que de esos polvos, vengan los lodos de un incremento de la distancia entre ricos y pobres (incremento en pocos años en más de un 20% sobre lo que ya teníamos). Los unos con crecimiento en plena crisis, el resto con decrecimiento hasta colocar al 30% de la población en el umbral de la pobreza. Quedan en el terreno de lo totalmente oscuro y negro las explicaciones de la fiesta y de lo bien que nos va. Con un descaro rayano en la desvergüenza, se afirma y reafirma de manera casi empalagosa por repetitiva, que estamos saliendo de la crisis, que hay un crecimiento reconocido por todo el mundo, que gracias al desaguisado de empobrecimiento producido en nuestra sociedad, todo va sobre ruedas (aunque, eso sí, queda mucho por hacer, dicen, ¿todavía más?) y el paro no sólo no ha desaparecido con el incremento de 3.500.000 puestos de trabajo creados (según anunciaron), sino crecido en 1.200.000 desempleados más. Los Gurtel, ERES, cursos de formación no impartidos y cobrados, aeropuertos de inversión inútil no justificada, autovías a ninguna parte o a rescatar, Fórmulas 1, y muchos más, siguen impunes sine díe. Y este bendito pueblo, el de la “furia española”, el de la “sangre caliente”, el de la pasión mediterránea, cántabra o extremeña, sigue tranquilo, resignado, mostrando su energía en la competencia entre Barsa, Madrid, Atlético, el equipo del pueblo o del barrio, el brío de las motos, junto a otros territorios similares en los que fluye el debate, el enfrentamiento y en ocasiones hasta la violencia. Es que somos más de la camiseta, de la bandera y del equipo que del deporte y sobre todo más que de nosotros mismos, que del futuro de nuestros hijos, del sufrimiento de los discapacitados, de los sin papeles que ya son también sin tarjeta sanitaria, de los sin pan (pues que vayan a Cruz Roja y a Cáritas o “que les den”), de los niños y jóvenes sin futuro. Así que gritemos todos juntos: ¡VIVA LA ROJA! Y ¡a por la Campions y el próximo mundial!

Compártelo en tus redes: These icons link to social bookmarking sites where readers can share and discover new web pages.
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Reddit
  • Print
  • email
  • Google Bookmarks

Deja un comentario