Usos nuevos

Un modo de gobierno que no es capaz de mejorar el bienestar social de sus ciudadanos respetando sus libertades y que, sin embargo, cuida de sus élites y salva a los sectores económicos (como es el caso del financiero o el eléctrico) descuidando liderar la democracia y convirtiéndose en el guardián de los grupos dominantes, es un sistema depredador de libertades

 

La sociedad arrastra desconfianza en todo el viejo continente, mientras nuestro país tiene sin solucionar demasiados problemas que ahondan en esa actitud de vivir de espaldas a la ciudadanía, a base de cerrar filas para filtrar todos los intentos de participación que desean sanear el sistema. Tenemos dos problemas, el interno y los que la vieja Europa no ha resuelto. Es por ello que se precisa que los proyectos de cambio tengan esa doble visión, porque la democracia tiene que presidir a todas las sociedades y, a su vez, la democracia de cada país tiene que sumar valores para que el resultado final sea más democracia.

Entiendo que en esta crisis la función es reconciliar la economía con la política, todo lo contrario de lo que se está haciendo. Los países del Sur son el ejemplo de un divorcio, a veces tan desafortunado como que hay ministros que en sus explicaciones pretenden enfrentar a los jubilados de unos países contra los de otros, unas veces a cuenta de no perdonar la deuda, otras porque el sistema financiero es el depositario de los fondos de pensiones y, cuando no, porque unos se jubilan más tarde que otros. Esta semilla del enfrentamiento traerá malas consecuencias si antes los políticos no cumplen su función central en democracia: reconciliar economía y sociedad, frente al divorcio que durante largos años estamos soportando.

José Ortega y Gasset

Un modo de gobierno que no es capaz de mejorar el bienestar social de sus ciudadanos respetando sus libertades y que, sin embargo, cuida de sus élites y salva a los sectores económicos (como es el caso del financiero o el eléctrico) descuidando liderar la democracia y convirtiéndose en el guardián de los grupos dominantes, es un sistema depredador de libertades. No extraña, pues, que diversos barómetros indican desde hace años el deterioro democrático, observando que caminamos en retroceso, y es en ese retorno a las fronteras.

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Procesos de aniquilación

 «Cada uno puede hacer mucho y todos juntos podremos hacer historia, para que no vuelvan a instaurarse como garrapatas en la vida política, aquellos que mienten y además los imputan» Decía el escritor Flores d’Arcais que las mentiras políticas caminan al mismo ritmo que aniquilamos la verdad y la democracia. Las libertades públicas y las …

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Aprender de los fracasos

Son momentos de reflexionar. Debemos hallar la puerta de una salida global, porque si no es global no será salida sino huida”

La economía, la política y la sociedad viven un periodo de fracaso. El hundimiento del sector financiero ha puesto de relieve que la organización productiva es deficiente y que la globalización no ha trasmitido sus efectos positivos. Duran demasiado las ineficiencias del sistema, su falta de transparencia, los nichos de corrupción organizada, la competencia desleal, el desgobierno de lo público, el dominio de los monopolios disfrazados… un complejo mundo donde no se trabaja con seguridad ni confianza, las cuales son fundamentales para que el sistema sea estable. Aprender de los fracasos es una de las lecciones que recomienda cualquier educador. Son momentos de reflexionar.

En lo económico, el fracaso debemos transformarlo en experiencia y en lugar de perseguir al que no tuvo éxito, mejor rehabilitarlo para seguir con otro proyecto nuevo. Hay que cerrar menos empresas y abrir más proyectos. Enfocar la productividad, las reformas ––que no recortes––  los estímulos, la innovación tecnológica, planificar el modelo económico al desarrollo local y territorial, pensando más en la visión que tenemos dentro de la economía del planeta. Así la globalización se verá desde cada territorio, como algo positivo que aporte nueva energía.

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El fracaso político se ha caracterizado por desandar las conquistas democráticas. Hemos pasado de la ilusión por la democracia y las libertades a una baja intensidad política y una presión y control que amordaza a las demandas sociales; hemos pasado de ver con ilusión a la Unión Europea a verla como un frio instrumento de devaluaciones internas en salarios y servicios. Y en los territorios nacionales nos hemos enfrentado quedándose cada uno con lo que se ha apropiado y todos reclamando la deuda histórica, como si del reparto de la herencia se tratara. Ya no tenemos ríos comunes, ni medioambiente común, ni cultura, ni sociedad, la desigualdad, lo ‘diferente’, nos ha envenenado y se apagan con facilidad los lazos históricos porque cada uno quiere hacer valer su propia historia.

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Los grandes patrimonios

Los datos facilitados por CreditSuisse sobre la desigualdad en España, confirman el informe de Caritas: el problema de muchos niños no es la obesidad sino la desnutrición

Los ricos han cerrado un buen balance. El informe del ‘Global WealthReport’ de CreditSuisse (2014) un años más pone de manifiesto que la evolución de los patrimonios en el mundo crece de forma desigual. Para conseguir un análisis riguroso, que cuente con la información de los paraísos fiscales, que por su opacidad son difíciles de obtener, hay que analizar tanto los flujos de renta como los de riqueza. Los patrimonios son la medida apropiada de la desigualdad, ellos indican la independencia personal o el poder económico de quienes tienen más y también el grado de dependencia y subordinación por parte de quienes tienen menos.

Todo el mundo dispone de algunos ingresos, pero no todos los ciudadanos tienen capacidad de acumular un  patrimonio.  Se da el caso, como revela el citado informe, de que un diez  por ciento de los españoles tiene un patrimonio negativo, o sea que están endeudados hasta las cejas. Y no es que atraviesen un bache de ingresos, simplemente viven en la incertidumbre mientras que el poder económico ejerce el dominio en la sociedad, como se sabe muy bien en nuestras ciudades donde el caciquismo poseedor de la riqueza, conectado con los políticos, sigue dominando la política en muchos municipios.

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En España, el 1% de la población posee el 27% de la riqueza. El siguiente escalón, el 41,8% de la riqueza, se lo distribuye el 20% de los ciudadanos, y otro grupo de población,  el 30%, posee un 21,5% de riqueza. El resto, casi la mitad de la población, se reparte el 9,7%. Asistimos a una desigualdad creciente que ha concentrando el poder y la economía en los cada vez más súper ricos. El informe publicado por Molina Temboury, miembro de Economistas Frente a la Crisis, así lo pone de manifiesto.  Las denuncias del Papa Francisco sobre  la desigualdad en el mundo y la insistencia de otros líderes políticos del planeta, que inciden sobre lo mismo, no surte efecto porque el corazón de los que acopian riqueza está endurecido y recreado en la acumulación, como confirman los datos que  ratifican la sinrazón de esa dureza.

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Todos somos profetas de la transparencia

Es un compromiso con todos los que apoyáis la transparencia en nuestra sociedad el reconocimiento que hace La Verdad sobre el trabajo realizado. Ha sido una intensa labor en la que habéis colaborado todos, así que tod@s somos «profetas» del nuevo mensaje. Que empecemos el año con ese espíritu de apertura y más democracia. Un …

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Cortar desde la raíz

 

Mis deseos de transparencia me hacen ver con ilusión las referencias  para cortar la corrupción, el mensaje de navidad que desde la Zarzuela hemos oído me anima a este comentario, con el deseo de seguir avanzando en una sociedad más transparente, sin embargo, no observo en los políticos que nos gobiernan una ilusión por recoger el testigo.

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Para cortar de raíz la corrupción, hay que cortar como se dice castizamente “por lo sano”, o sea, cortar desde cualquier mala hierba y sus alrededores. Así lo entendemos cuando un agricultor nos señala que hay que “cortar de raíz”. El corte, aunque duela, es esencial. Así que sin demora, córtese de raíz: “El derecho sucesorio de la infanta imputada, cesen a los políticos de gobiernos regionales que están bajo sospecha, abandonen los ayuntamientos los alcaldes y concejales que viven bajo sospecha, abandonen los consejos de administración aquellos consejeros que bajo sospecha entraron en la inducción a la corrupción con políticos”. Si empezamos de arriba abajo, daremos pruebas de que no solo  se piensa,  sino que se  actúa coherentemente.

Para esta poda, se precisan profesionales del “corte”, porque  podar, no es dejarlo todo hecho un solar, y por ello hay que dotar de medios a los que deben hacerlo, jueces y fiscales,  tienen que tomar la “motosierra” y organizar la poda con más medios.

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Un sobresalto de desgobierno

 

Queremos un país que sea un sueño colectivo que podamos pagar, con las cuentas claras, y con una ciudadanía que controle y desarrolle la democracia.

Se percibe en la sociedad una sensación de desgobierno y, como consecuencia, los ciudadanos buscan las energías democráticas de una alternativa que impulse un nuevo horizonte que, sin ataduras, sea capaz de devolver a las instituciones la democracia, el Estado de Derecho en su plenitud, para culminar la labor de los constituyentes de 1978. Ese horizonte como meta implica asumir que la forma en que se gestiona la democracia hoy es parte del problema, pero también tiene que ser  la solución incorporando dos actitudes esenciales: diversidad y solidaridad democrática. Dos elementos que no encontramos en la política nacional, pero tampoco en la regional ni en la gestión de los  grandes municipios, donde se gobierna sin transparencia, sin coherencia e implicados algunos gestores en procesos judiciales que a los ciudadanos nos dejan sin respuesta.

Habla pueblo

Es el momento de recordar lo que Bobbio nos avisaba: “Si cuestionamos la soberanía popular, nos introducimos en el escabroso mundo de los populismos”. Y es que el proceso democrático es un método de concertación institucional para llegar a decisiones políticas y administrativas, de tal manera que si unas mayorías bloquean el proceso y expulsan al resto del juego democrático, no se puede pedir a los desalojados que asistan de meros acólitos a las decisiones institucionales.

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