La botella no está medio llena

Hay que ser bastardo para ofrecer como éxito los datos de la EPA del último trimestre de 2013, que mantiene un paro superior en más de 600.000 personas

Cuando la versión oficial es siempre ver la ‘botella medio llena’, no se comprende por qué se protesta, según dice la vicepresidenta del Gobierno, desde cuya posición las movilizaciones sociales son calificadas de incoherentes en un momento en el que, según sus datos, iniciamos la recuperación económica. Se pretende que todos sintamos su triunfalismo. Otras opiniones se consideran desacertadas y fuera de lugar. Por eso la irritación creciente no es real: la fomentan los activistas anti-sistema; Gamonal es una ficción que se aprovecha para incendiar el régimen; y su extensión se debe a la lucha callejera por lo que hay que mantener el orden público reprimiendo desmanes. ¿Para qué más diálogo si tenemos policías?

La botrlla no está medio llena
Estas actitudes del poder ante la realidad que padecen millones de ciudadanos han trasladado la crisis económica a la convivencia social. Hay protestas, sí, y la mayoría de ellas cargadas de razón. Como botón de muestra, ahí tenemos hoy la obligada marcha atrás de la Comunidad de Madrid, sobre la privatización sanitaria, porque una sentencia judicial ha dado la razón a los que impulsaron la ‘marea blanca’, auténtico escuadrón de la resistencia civil ante la pérdida de derechos. Por eso no se entiende que todavía haya quien analice con bondad la incompetencia. Como espectadores nos viene a la memoria la frase que Shakespeare, puso en boca de Edmundo en ‘El rey Lear: Y ahora, dioses, ¡asistir a los bastardos! Porque hay que ser bastardo, para ofrecer como éxito los datos de la EPA del último trimestre de 2013, que mantiene un paro superior en más de 600.000 personas, después de dos años de gobierno. Y si el paro se reduce en 60.000 personas, es consecuencia de que la población activa ha disminuido en 270.000, entre los que se han ido y los que desesperados, ni van ya a la cola del INEM.


Al mismo tiempo que se conocían estos datos, el comisario de Empleo de la UE dijo que encontrar trabajo en España sigue siendo muy difícil y, cuando se consigue, no se puede decir que sea con un salario para mantener una vida ‘decente’. Incluso en el supuesto de que se redujera el paro, los niveles actuales de sueldos serían insuficientes para disminuir las cotas de pobreza. Es tal la creciente ruina social que el comisario de Asuntos Económicos de la UE afirma que a España le costará más de diez años arreglar los efectos de su crisis económica, y a las regiones más afectadas por el efecto del ladrillo, todavía les costará más tiempo. Así que nos tendremos que seguir preguntando: ¿Qué tiene que ocurrir para tomar medidas que creen empleo de calidad?
Tenemos un pasado de despropósitos, un inventario de proyectos ruinosos y paralizados porque no hay propuestas de gobierno para cambiar la tendencia. La tasa de paro sigue hundida en el 26%, la misma que hace un año; el número de desempleados de larga duración ha crecido en el último trimestre en 55.000, y en el total del año 2013, ha aumentado en 163.000; el número de familias situadas en la marginación social y de pobreza, es decir, “aquellos que todos sus miembros están en paro” ha aumentado en 25.000 en el último trimestre, y ya son 1.830.000 hogares en esa situación.
Por otro lado, los crecimientos para 2014 son tan mínimos que no influirán en el empleo y el crédito que debe inyectar más liquidez, aún no se sabe cuándo llegará. Las exportaciones están alcanzando su punto máximo, es muy difícil que aumenten porque todos están haciendo la misma política, los alemanes los primeros, y la fortaleza del euro frente a otras monedas no ayuda a la expansión exportadora.
La brecha creciente en el tamaño de la distribución debe hacer pensar a cuantos se sitúan como espectadores que ha llegado el momento de la acción, porque no se trata de objetivos inalcanzables, sino de gestionar mejor los recursos, su forma de distribución, y de acometer un desarrollo que empiece por el ciudadano más débil. En otras palabras: nuevas y mejores políticas de repartición de los caudales para que el consumo alcance a todos, para que afloren inversiones de utilidad social para todos y especulación o fraude para nadie.
José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y miembro de Economistas Frente a la Crisis.

Publicado en el Diario La Verdad (Murcia/España) el 2/2/2014

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