Se cambia deuda soberana por Estado democrático

Con los acuerdos últimos de Bruselas se ha iniciado un viaje a ninguna parte. La aprobación por los 26 del recetario de la Sra. Meckel y la negativa de uno de los socios a no asumirlos, por la insolidaria presión de sus instituciones financiera de la City, sitúan el proceso en un difícil camino, complicado por las ratificaciones y dificultades del camino pendiente.
Mientras otros países, como EEUU y China, no se toman en serio el proyecto de la UE y los mercados parece que no lo ven con claridad. Esto se parece al Titanic, han salido corriendo los de primera clase, para no hundirse, ya lo veremos y el resto se ha quedado como si nada.
A todo esto, no hay político que se atreva a salir a la calle y hablar bien de lo que están haciendo en la UE, porque según países los europeos, opinan con un cierto rechazo a lo que se está haciendo y sus formas de actuar, y son entre un 60% y un 80% los que desaprueban las políticas que se están aplicando. Así que no hay país que se atreva a pedir una aprobación popular y hay quien lo tiene muy difícil conseguir la aprobación en su parlamento, como es el caso de Francia.
Hemos tirado por la borda una de las grandes oportunidades de la historia, por el egoísmo, la corrupción y la incompetencia de muchos políticos. Hay que reflexionar, porque en este fin de fiesta, nos damos cuenta que con la euforia pasada nos han robado la cartera y la ilusión de hacer historia.

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