Saber cinco cosas más

Primero: Afirmar que sabemos que hay alternativas a la crisis, que se pueden hacer otras cosas y de otra manera y que muchas de las propuestas que se están haciendo desde los gobiernos no solo limitan la vida económica y social sino que, en ocasiones, se basan en falsas hipótesis.
Segundo: Proclamar a los cuatro vientos que no es bueno que gobiernen el planeta los mercados financieros, las empresas de calificación y los banqueros. Y no es bueno porque en la sociedad democrática las posturas dominantes son negativas, aunque llenen las urnas en los momentos críticos, y los primeros arrepentidos son los que prestaron esos apoyos temiendo por su seguridad o su empleo. La historia así lo recoge y la sociología política lo explica con claridad.
Tercero: Que al ‘Viejo Continente’ lo han tomado al asalto para implantar un pensamiento único, ortodoxo neoliberal, que en otras regiones del mundo han logrado excluir o marginar. Es oportuno conocer que hace muy pocos días (2-11-2011) en un centro tan significativo como la Universidad de Harvard, todos los alumnos de Introducción a la Economía abandonaron el aula del profesor Gregory Mankiw (ex asesor del ex presidente Bush) en protesta por el enfoque con el que impartía la materia. En el escrito que dirigieron al Rectorado decían que el pensamiento único neoliberal, que Mankiw defiende año tras año, está creando un vacío intelectual y una corrupción moral y económica, fuera y dentro del mundo académico, al constituirse en cómplice –por acción u omisión– de la actual crisis económica. Las protestas se han extendido a otras universidades como las de Duke (Carolina del Norte) y Berkeley (California) lo cual nos recuerda que el histórico rector de la Universidad de Saint Andrew, John Stuart Mill, ya dejó dicho que “la función de las Universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero, sino formar personas con capacidades para pensar por sí mismas”.


Cuarto: Si España, Irlanda y Estados Unidos, que tienen una manifiesta facilidad para el despido, son los países en los que más ha crecido el paro, la tesis de que los contratos fijos no ayudan a crear empleo no parece sostenible: se ha destruido tanto empleo de contratos fijos como de contratos temporales. Alemania ha sustituido el despido por reducción de jornada o de sueldo. Es decir, ha devaluado internamente en todo este proceso. Además hay que saber que Alemania tiene un millón y medio de parados sin contabilizar porque su legislación restringe derechos a diversos colectivos (a estos efectos es como si no existieran) y, por tanto, desaparecen de la estadística. En septiembre pasado, otros 200.000 desempleados fueron eliminados de los registros. El ministro de Trabajo alemán ha reconocido recientemente que el 57% de los parados de más de 55 años no está contabilizado. También es bueno saber que el sistema alemán mantiene más empleos, pero un 20% de sus trabajadores tienen salarios con categoría de pobres. Además su población decrece (fallecen más que nacen) y se calcula que en el año 2060 tendrá 65 millones de habitantes: 17 millones menos que actualmente.
Con estos datos es mejor no hablar de modelo a seguir sino de realidades, culturas y formas de producir diferentes. Por ello no es factible “copiar y pegar” de un lugar a otro, y de un día para otro, por mucho que lo quieran imponer los mercados. Los mercados saben que se necesita un horizonte temporal lógico, pero lo que están haciendo es cobrarnos más caro por pasarnos a la otra orilla. ¡Menudos barqueros!
Quinto: Diferentes encuestas indican que más del 80% de los ciudadanos ven con simpatía los ideales de justicia de “Ocupa Wall Street” y sus réplicas en otras ciudades. François Hollande, candidato a la presidencia por el PS en Francia, está cambiando el discurso y ha iniciado una crítica del modelo alemán; la izquierda alemana está reaccionando sobre los abusos del sistema; la izquierda del Reino Unido está respondiendo a Cameron y en algunos países del Este europeo están girando sus gobiernos. En Europa se espera una apuesta a la salida de la crisis, la cual precisa que sepamos más cosas, que reflexionemos con nuestro entorno y que abramos la mente para buscar y hallar vías creativas, como nos señala Howard Gardnner (profesor en Harvard y premio Príncipe de Asturias 2011) quien nos invita a ser más flexibles. Porque si no sabemos combinar opiniones propias y ajenas, estamos en el camino hacia un pensamiento dominante cuyo final da escalofríos.
Conclusión: Sepamos, pues, conciliar nuestra opinión con la de los demás y participemos en las demandas ciudadanas para descubrir que detrás de cada problema hay una persona que necesita una solución. Entre todos podemos encontrarla ¡ya!
Publicado en el diario La Verdad (Murcia) el 17/12/2011

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