No es un rescate, es “el rescate”

Hoy nadie pone en duda que una política fiscal coherente es necesaria, gestionar el presupuesto con eficiencia nos dará un equilibrio y una capacidad de futuro para impulsar una política incentivadora en la economía real. Es el objetivo de todo buen gobierno de lo público. Para ello necesitamos cambiar, saber lo que ocurre y porqué, y necesitamos participar. Gobernar no es dar la callada por respuesta, porque genera un discurso fraudulento, que no resuelve el dilema de si lo que es bueno para los ciudadanos coincide con los intereses de los políticos.
En estos momentos críticos, todas las miradas están puestas en Grecia, su salida del euro, es un fantasma que recorre Europa, y el temor de un triunfo de los opositores a aceptar las condiciones del rescate puede arrastrar a un desastre de incalculables consecuencias. El futuro está en juego, en especial el de los jóvenes del Sur, y se decidirá pronto por los jugadores de ruleta sin conciencia ni responsabilidad, que no tendrán ningún sentimiento de culpa y a quienes nadie pedirá cuentas.


Desde el punto financiero, los expertos del RU han evaluado en 80.000 millones de libras los efectos sobre su economía, Obama, también se ha sumado a una demanda de soluciones, porque a la economía americana le afectará igualmente los problemas del Sur de UE, y da escalofríos si extrapolamos  los efectos en  Viejo Continente.


Estamos en esos momentos críticos de la historia, en donde lo de menos es el vocabulario, cuando se llama a los bomberos, se les dice claramente que hay un incendio, así de claro, los rodeos y los juegos de palabras es lo que pierden a los políticos y más cuando se impone un código y hasta se castiga a los propios, por no someterse al directorio. ¡Habla y define solamente el presidente!
Sin embargo el mundo entero, habla de rescate, y pongan los suavizantes que quieran, revela un fracaso político. Dos reformas financieras inservibles han obligado al Gobierno a doblegarse y reconocer que tiene que recapitalizar el sector financiero, y lo más caótico, es que ni el Banco de España, con Mafo a la cabeza, ni la CNMV, ni los auditores, han sido capaces de ofrecer una cuantía fiable de la cifra a recapitalizar, y se ha tenido que recurrir a dos auditoras externas para dar credibilidad. ¿No deberían todos los incompetentes reintegrar lo cobrado por el trabajo tan deficiente que han realizado?
No conocemos las condiciones, la letra pequeña, esa que solo leen a puerta cerrada, y la verdad es que desde la reforma de la Constitución, donde lo primero es pagar a los acreedores externos y luego, lo que quede, para mantener los servicios públicos, debería ser divulgado a los cuatro vientos, porque tratar a los ciudadanos como menores de edad, ocultándoles lo que pasa, no corresponde con las exigencia a la hora de pagar los impuestos o soportar los recortes, perdón “ajustes coyunturales”. Se está divulgando que nadie debe gastar lo que no tiene, comparándolo con la economía familiar, pero es un error conceptual, lo que se debe recordar, es que nadie (Administraciones Públicas) debe gastar en lo que NO deben. Porque resulta poco serio, que mientras unos hacen cuentas de lo que nos tienen que prestar, para cubrir agujeros, otros se dedican a alimentar nuevas burbujas de todo tipo, proyectos peliculeros, juegos y casinos a lo grande, nuevos complejos, y poniendo incluso primeras piedras y avales. Son impenitentes ¿tenemos remedio? Porque si no funcionan los inventos, siguiendo la teoría oficial, aunque nos arruinemos dos veces, no podemos pedir cuentas ni al “monario”. Sin embargo, falta impulsar iniciativas de desarrollo local de empleo, que existen, y sólo se precisa acercar inversores con emprendedores, porque de los miles de millones que nos van a “prestar” se debería concretar cuanto se destinará a la economía real y a que tipo, porque no sería bueno,  que el coste financiero a la empresa, se hiciera  con un diferencial  abusivo. Para evitar excesos, queremos saber, queremos conocer y queremos participar, porque es momento de remar todos en la misma dirección, pero que nadie olvide que el barco es de todos, y los que remamos, sudamos más que los que viajan en cubierta.
Publicado en el blog del Circulo de Economía el 11 de junio de 2012

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