El manifiesto del Círculo de Economía ha puesto de relieve, entre otras cosas, que las empresas nos importan, que la sociedad civil está preocupada por la situación recesiva que sufren y los obstáculos que impiden su reactivación, por causa de dificultades en la financiación, en sus relaciones con las administraciones públicas, escasez de medios para investigar, impedimentos para ahorrar en recursos, y falta de ayudas para mantener y crear empleo.
Además de estos obstáculos, en el contexto empresa-trabajadores, hay que recuperar, cada día más, un concepto de inclusión, desarrollar una filosofía de lo común, de lo nuestro, considerando la empresa como una estructura compartida, en el concepto de compartir proyectos, riesgo y resultados. Esta crisis está poniendo blanco sobre negro, los puntos fuertes y los débiles del mundo empresarial, y nuestra obligación, consiste en reforzar lo que nos une, facilitar la participación, vivir la transparencia y ejercitar la rendición de cuentas.
No es una visión desde la utopía, es simplemente una adaptación de los modelos de éxito empresarial, en donde a más participación, la estructura, los proyectos, y el conocimiento funcionan mejor. Tenemos ejemplos de desarrollos empresariales en base a estos paradigmas. Necesitamos hablar con ilusión de nuestras empresas, de las más próximas, de las que tenemos en nuestro tejido regional, y queremos hacerles llegar este mensaje de ilusión que hoy se necesita, porque están faltos de nuevas energías. Miramos a otros entornos empresariales, observaremos más los reflejos positivos, que los negativos, y en esa búsqueda, encontraremos ejemplos suficientes donde recoger experiencias probadas, como pueden ser, SAP, Oracle, Cisco, Intel, Google y otras muchas que son una referencia a nivel mundial, no solo por sus éxitos económicos, sino por sus formas de explorar en gestión, conocimientos y proyectos, y traslademos a nuestra realidad aquello que les puso en el camino del éxito.
Son las bondades de la democratización del modelo productivo. Ahora que hay que apoyar a fondo, no se precisa fuerza física, o financiera, son nuevas ideas y formas de gestionar las estructuras como si de lo nuestro se tratara. Hay que encontrar las cosas en común, convertir la empresa en un proyecto positivo, lo cual nos aumentará la autonomía de su gestión. Esta ventaja interna, tiene demostrada su eficacia y el efecto competitivo, haciendo que sus estructuras respondan con nuevas estrategias que mejoran la gestión, o sea, aumentando la competitividad.
El reto, según estudios realizados en diferentes estructuras empresariales de Alemania y Estados Unidos, es que existe una correlación entre alta productividad y gestión corporativa. Según datos específicos de la Oficina de Contabilidad General de Estados Unidos, ponen de relieve que las empresas organizadas en gestión compartida, obtuvieron un 52% de más crecimiento que la media. Innovación y políticas participativas se fortalecen, y su unión, incrementan los consumos, y demuestran que el poder del primer ejecutivo, si es compartido, es más rentable y se fortalece, con lo cual podrá superar la crisis con mejor resultados que las políticas discrecionales imperantes.
Es alentador comprobar que socios del Círculo se comprometan en esta dirección, no solo nos referimos a la intensa presencia de la economía social en la región, sino también, los proyectos impulsados y gestionados por profesionales compartiendo gestión, en esa orientación el programa desarrollado en los principios esenciales del management, recuperando la filosofía participativa de Peter F. Drucker, que sin duda alimentaran los ideales en nuestra sociedad, es un proyecto innovador. De esta forma, cada empresa, y en nuestro entorno con más necesidad, debe desarrollar valores, una cultura de organización y compartirlos con su sociedad, aportando, no solo beneficio económico, sino estilos de gestión, que como nos dice Drucker, son los que dan continuidad y consistencia a todo proyecto empresarial.
Publicado en el Blog del Circulo de Economía el 7/11/2012
