Han culminado el proceso para privatizar la sanidad madrileña, y es conveniente poner nombres y apellidos en todo este montaje de la sanidad: Hay tres empresas que quieren principalmente repartirse el mercado de la sanidad que son las siguientes:
-Capio, su actual accionariado está compuesto por CVC Capital Partners, que es un fondo de capital riesgo británica con sede en Luxemburgo, considerado como un paraíso fiscal, con el 80 % de su propiedad y siendo dirigidos por personajes muy próximos al PP. El restante 20% está á en manos de Abertis que se dedica a aparcamientos y autopistas, Cortefiel en textil y otros del sector de la telecomunicación. El 65 % de sus ingresos provienen de los presupuestos públicos.
-Ribera Capital que se creó para llevar adelante el proyecto de privatización de la sanidad pública valenciana, participando Adeslas que aportaba su saber sanitario. Las empresas constructoras Dragados y Lubasa y en el apartado financiero Bancaja y la CAM. Todos ellos dentro de un círculo de influencia de la política del PP. Actualmente, el Banco Sabadell está negociando con Bankia para comprarle la parte que tenía Bancaja. Está claro que ve negocio. Además, Adeslas pertenece a la sociedad británica Goodrower y Sanitas, pertenece al grupo británico Bupa International.
-El grupo Quirón -UPS. Dominado mayoritariamente por el fondo de capital riesgo Doughty Hanson.

Quieren convertir un servicio público eficiente, y apreciado, en otro en el que el beneficio privado prime sobre la salud y con un sentido de oligopolio. El objetivo es el beneficio privado, la propia Capio presume que por cada euro invertido ella obtiene 2,7 euros. Es evidente que este negocio se obtiene a costa de nuestra salud. Y en beneficio de un sector muy politizado, con entradas y salidas de políticos, como pueden ser algunos exconsejeros de la comunidad de Madrid. Es el viejo modelo americano, donde las farmacéuticas y los negocios de la salud, financian descaradamente al partido republicano.
La oleada neoliberal que sigue a la crisis va a fijar su accionar en ámbitos hasta ahora intocables, como es el caso de la sanidad y la educación. Hay que resistir a las propuestas, y tenemos que dar un paso más allá de defender el Estado del Bienestar, porque de la crítica se debe pasar a las propuestas, para mejorar lo existente en un proceso de nuevos horizontes, lo peligroso es que nos conformemos con lo que tenemos, porque en ese letargo adormecido, es cuando se ha producido el asalto. Han calculado el debilitamiento social, se han fortalecido en sus mayorías electorales y han provocado con la reducción del gasto una salida a sus aspiraciones privatizadoras, ahora no podemos huir, ahora tenemos que ser conscientes que ha llegado el momento de poner en claro las contradicciones de los que nos gobiernan y afrontar los nuevos retos del cambio. Nada es sencillo, pero nada es imposible.