FILOSOFÍA DEL CORSÉ

 

 Desde que la UE impuso la reducción del déficit público con una drástica política financiera, se hace preciso reflexionar sobre las repercusiones sobre las familias y empresas, porque estamos comprobando su elevado sacrificio y sus efectos perniciosos. Parece como si estuviéramos a punto de cocinar la gallina de los huevos de oro, que es lo mismo que le sucedió a tantos que vendieron el burro para comprar cebada.

El otro día, leía la aplicación práctica de la filosofía del corsé al déficit público, explicaban que cuando a una señora le preguntan en una corsetería, si está cómoda dentro del modelo que le dan, rápidamente, le aconsejan una talla menos. Es como si el BCE, FMI, ECOFIN y otros, hayan empleado más tiempo en probadores de corsetería, que  aplicando modelos de desarrollo democrático de la economía.

Hace falta un pensamiento económico claro, donde no se ignore la importancia del crecimiento de la economía para generar ingresos públicos, como han puesto de manifiesto los gobiernos de los BRIC.

Precisamos integración fiscal y política, porque los que se reunieron en Maastricht, empezaron la casa por el tejado. La UE se puede deslizar por una cadena de turbulencias, debido a un pensamiento de corto alcance. Merkel y Sarkosy no son los lideres que precisamos, porque sin venir a cuento, cada dos por tres, nos llaman a los europeos del sur, poco productivos y viviendo en la siesta de nuestro buen clima. Es urgente recuperar la democracia en la UE, con una mayor legitimidad y participación directa ciudadana. Queremos líderes elegidos por los ciudadanos europeos, no reuniones de jefes, que nos ponen precio y condiciones, porque la democracia europea, no solo es de importancia en el Viejo Continente, sino para el mundo entero.

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