Afirma el profesor Ferrajoli, que vivimos en tiempos de poderes salvajes, porque hemos perdido la eficaz separación de los mismos. Se precisa, dice, volver a las raíces democráticas para recuperar una eficaz separación. Es una visión de los extravíos de la razón política.
La visión que impone la omnipotencia de las mayorías y el complejo sistema de reglas, contrapesos (oposición), garantías formales, es la visión que hoy tiene el ciudadano. Un ciudadano que teniendo constitucionalmente todo el poder, y siendo el soberano del sistema, comprueba cómo las estructuras políticas lo marginan de las grandes decisiones.
La debilidad del sistema, no es consecuencia de los ataques que recibe desde los que se oponen a las instituciones, sino los que las han devaluado con el proceder de sus reglas de gobierno que desplazan a los ciudadanos a la marginación en las grandes decisiones. Existen demasiados casos para ocupar espacio en señalarlos, los tenemos todos presentes.
Vivimos desde la transición (1978), bajo una tutela de los políticos, es una vigilancia de los que se erigieron en “padres de la patria”, con el actual desencanto de los ciudadanos que ven perder sus derechos, los de sus familias y lo que es peor el futuro de sus hijos. Los ciudadanos tienen la sensación, que en los acontecimientos que soportan se infiltran demasiados enemigos de la democracia, los cuales se mueven impunemente disfrazados de amigos de los grupos políticos que nos gobiernan.



