Bajo el sol de la incompetencia

Hay que sacar del ‘dique seco’ a nuestra fábrica del conocimiento si no queremos seguir caminando a paso de cangrejo

 ¿Será que los rayos solares han afectado a quienes nos gobiernan? ¿Será que la sequía impide que fructifiquen las ideas? ¿Será cortedad y egoísmo? Sea por lo que sea, lo cierto es que el grito del Rector Orihuela, reclamando financiación para la Universidad de Murcia, nos tiene que llegar a las conciencias. No reclama ayuda ni apoyos, denuncia que se nos hunde nuestra Universidad porque no se cubre con la financiación adecuada.

Sin embargo, los mismos que recortan en educación, sanidad, o servicios, no han dudado en endeudarse en exceso para proyectos que ni siquiera están funcionando. No se pregunta al ciudadano sobre sus prioridades, sino que deciden de antemano lo que a su corto entender es más necesario. Han elegido el ladrillo, olvidado el capital humano y no quieren escuchar veredicto que no sea de su clientelar aplauso. Viven de su media tinta, de su bisoñez de caciques trasnochados y no se dan por enterados ni cuando los ciudadanos los suspenden, como en los últimos comicios.

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Hace tiempo que la sociedad está reclamando una Universidad democrática, transparente y libre que sea  un ejemplo ético para la sociedad, pero sobre todo una Universidad conectada con la realidad económica para que sea palanca de la productividad que aporte el conocimiento. Porque para aminorar costes  a base de reducir salarios, no se precisa asistir a ninguna sesión académica: se aprende en las páginas negras de la explotación laboral que, desde la esclavitud económica, describen en renovados capítulos cómo someter a las personas utilizando el poder del que contrata y paga. Y para semejante oficio es mejor no utilizar torcidamente lo que se aprendió en las aulas.

Necesitamos una Universidad pujante que nos saque del atraso intelectual, del aburrimiento improductivo y nos conecte con esa otra productividad que impulse los proyectos que precisan las empresas de esta región y que consolide un crecimiento industrial, un incremento en el PIB regional que recupere la actividad perdida.

Una Universidad que funcione como laboratorio del conocimiento básico para aplicarlo en la realidad productiva. Sus miles de patentes así lo avalan y es lamentable que muchas de ellas esperan su desarrollo y explotación, no por falta de emprendedores, que también, sino por una miopía del que gestiona lo público sin impulsar con adecuados medios el desarrollo de esas patentes. Por eso tenemos que estimular una Universidad de investigadores y promotores del conocimiento, promotores de productividad, de nuevas organizaciones eficaces, de hacer las cosas sencillas para salir de una crisis que nos ha arruinado. Se necesita dar un giro, de la mano del conocimiento, que nos garantice ese futuro deseado para lo que debiera adquirirse el compromiso de una financiación complementaria ligada al cumplimiento de objetivos de calidad docente, investigadora y de gestión, de tal suerte que conviertan el nuevo Plan Plurianual de Financiación de la Universidad en un modelo para la sociedad murciana.

Igualmente es ineludible un consenso social que, con su participación, asuma el reto de reestructurar la formación en todas sus escalas, tanto la profesional como la universitaria, para que responda a las necesidades, para ajustar las ofertas con las demandas de nuestro edificio productivo y de servicios. Hay que sacar del “dique seco” a nuestra “fábrica del conocimiento” porque caminamos a paso de cangrejo. Es por eso que la Universidad de Murcia ha presentado su plan plurianual de financiación, no para pedir y cuadrar sus cuentas sino para aumentar nuestro PIB regional, tener algo más que repartir y no quedarnos cada vez más atrás, porque quienes deciden vivan bajo la presión del recorte y carezcan de empuje para invertir y ser protagonistas de una plataforma de desarrollo. La recuperación del tejido productivo requiere extraer lo mejor de nuestras ventajas comparativas añadiendo valor a los sectores y estabilidad a los empleos. Y sin financiar la institución que lo ha de impulsar seguiremos viviendo “bajo el sol de la mediocridad”.

José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro del Consejo Económico Asesor de la UMU (Publicado el 7/6/2015 en el Diario La Verdad)

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