Lo sucedido con el banco franco-belga Dexia, segundo rescate a los tres años justo del primero, es para realizar un análisis sosegado de la situación. Están especulando desde los fondos institucionales con los elementos más vulnerables de la UE. Después de los ataques a los países del Sur, la trayectoria sigue la línea de Francia-Bélgica, y seguirán saltando de país en país, hasta que cerquen a Alemania. Para entonces, ni Sarkozy estará en el Elíseo. Ni Ángela Merkel será canciller del imperio euro. Esta situación de ataques sistemáticos, está enriqueciendo a los jugadores de apuestas y arruinando a la economía real del Viejo Continente, y será con el paso del tiempo un episodio más de la negra historia económica de los especuladores financieros. El escándalo está a la luz del día, nadie pone remedio, ¿será porque el guión se ha escrito de antemano en otro lugar?
Nada es novedoso, ya lo hemos visto y otros lo han vivido hace más de 20 ó 30 años en otros lugares del planeta. Se cercó a la economía productiva, recortaron los presupuestos públicos, se cerraron empresas, hubo despidos masivos, funcionarios en paro, privatizaciones de sectores estratégicos, ampliación de los años para la jubilación, recortes y reformas en el mercado laboral. El resultado fue una degradación en las condiciones de vida con un pobre crecimiento económico. Es el producto de una política nefasta que ha deprimido a la mayoría y enriquecido a un grupo reducido de los que han apostado por el triunfo de un neoliberalismo, que nos gobierne a todos en todos los sitios y con las formalidades democráticas de rigor. Pero falla una cosa, sus políticas no respetan la legitimidad y los ciudadanos, guardianes del sistema, debemos pensar que todavía hay soluciones, y un día no muy lejano, desde la libertad y la legitimidad diremos basta en defensa de la equidad.
