Economistas frete a la crisis

Soy uno de los firmantes del manifiesto de “economistas frente a la crisis” por las consecuencias que está teniendo en la economía y en el tejido social, sin olvidar la influencia en el pensamiento económico, que intenta que se asuma como irrefutable unos principios que nos han llevado al desastre y la depresión, lo cual nos compromete a no quedar en el silencio.

Manifiesto economistas frente a la crisis

Porque buena parte de lo que nos pasa, según a manifestado recientemente el profesor Sampedro, en la conferencia pronunciada en la Fundación Juan March (11-10-2011), la tienen aquellos economistas que se han dedicado a hacer “mas ricos a los ricos”. El consejo del profesor es huir del pensamiento dogmático, pensar por cuenta propia, porque la sabiduría es el arte de vivir y lo importante es vivir al máximo. Sus palabras, desde su dilatada experiencia y vida, ha cumplido 94 años, es un exponente de su compromiso con la profesión económica. Fui alumno suyo y doy testimonio, como lo han hecho muchos de los que tuvimos la suerte de compartir sus enseñanzas, que sus clases, exposiciones magistrales, fueron las mejores ideas que nos ayudaron a interpretar la ciencia económica, su estructura y el funcionamiento de los mercados.

Me preocupa la visión que ha expuesto sobre el futuro de Europa, pues afirma que llevar cincuenta años para ponerse de acuerdo, es un fracaso. Porque si en cincuenta años no se ha logrado la unión efectiva, con 27 países tan diferentes ¿cuanto tiempo se va a necesitar para conseguirlo? Los cambios precisos tienen que hacerse pronto porque el proyecto europeo no tiene fuerza para seguir discutiendo otros cincuenta años más su proyecto de unión. O se  hace a corto plazo o el fracaso está cantado.

Porque faltan recursos y el incremento del paro y la destrucción de empleo junto a la caída de la demanda efectiva no pueden seguir por mucho tiempo,  prolongaremos la crisis, el sufrimiento social y retrasaremos la recuperación. Nadie duda del papel de los mercados, si ponemos en duda su protagonismo y su dictadura, porque liberación y regulación no son antagónicos, sino complementarios.

Creemos en la gobernanza corporativa, no en los escándalos de su avaricia, donde algunos dirigentes, por poner un ejemplo, se han apropiado de los ahorros de todos los ciudadanos, dejando patente de lo que no se debe permitir, y esperamos que no disfruten del botín y a los responsables de su nombramiento y control, se les pida que rindan cuentas.

Los economistas debemos mirar al futuro, sin que el corto plazo nos coaccione en las medidas adecuadas. Hay que reformar, hacer más eficiente el modelo, pero cuidando que una poda agresiva sin sentido haga leña del árbol caído. El problema de la deuda pública, es importante y por eso debe ser auditada para no meter en el mismo cajón, lo financiado para transformar el país y lo que se ha financiado porque políticos sin escrúpulos nos han comprometido con sus delirios. Hacer esto es educativo para el futuro.

Los economistas y los profesionales de las diferentes especialidades tenemos un reto ante la crisis, visto su alcance y dificultades para encontrar soluciones. Es el momento de abrir un debate social para poder aportar soluciones desde nuestra realidad cotidiana para ayudar a una salida, porque poner nuestros conocimientos y experiencias al servicio de la sociedad es un deber, la crisis es de todos y todos estamos frente al mismo problema.

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