Así lo califica el comentarista de The New York Times, Nicholas D. Kristof, con referencia a cierto alarmismo causado en las élites financieras de EEUU por el movimiento “Ocupa Wall Street”, que al igual que en España, la caverna mediática, les ha calificado de anarquistas, perroflautas y drogadictos, cuando como dice el comentarista del periódico neoyorquino, lo que están pidiendo es la pura esencia del sistema capitalista, piden “rendición de cuentas”. Que nadie se marche sin haber explicado porque se ha producido esta gran catástrofe. Dicho de otra manera, la ocupación de Wall Street, es para sanear el sistema, porque está podrido, no para cargárselo. Cargarse el sistema, es lo que han hecho los que están dentro de Wall Street, no los de la calle.
En los últimos años de la etapa del presidente Busch, algunos financieros optaron por vivir en colchones de plumas, con el beneplácito del gobierno, habían inventado estos magnates del capitalismo, un sistema dual, ser propietarios de sus ganancias, y llegado el caso socializar las perdidas. Así con esa dualidad, ellos son el obstáculo de un sistema de mercado, donde por rigor para que funcione en equilibrio perfecto, tienen que darse dos condiciones, transparencia y rendición de cuentas, además de una esfera de igualdad.
En el sistema capitalista, se premia el éxito, pero también se aplica la medicina amarga del fracaso, la quiebra hay que asumirla como un capitulo más de esa representación. Sin embargo estamos viendo como esas reglas se están saltando, y lo incongruente es cuando los contribuyentes han tenido que salir al rescate de los banqueros, el sistema ideológicamente no se sostiene, es una contradicción. Pero a pesar de ello, se apaga el fuego, se tiene controlado, pero por lo menos es la hora de pedir cuentas. Es por ello que “Ocupar Wall Street” lo que están tratando es de poner las cosas en su sitio. Nada de “ocupas”, están en el camino del cambio estructural necesario. Es lo que el director ejecutivo de Pimco, uno de los más influyentes del mundo del dinero, ha dicho al solidarizarse con este movimiento, que “hay que avanzar hacia un capitalismo inclusivo, para crear empleo masivo y frenar la excesiva desigualdad, porque, sigue comentando, no se puede vivir en una magnifica casa, mientras el resto del barrio carece de lo necesario. Es sencillamente un principio de coherencia.
Lowrence Katz, profesor de Harvard, ha declarado, que la excesiva desigualdad perjudica el funcionamiento eficacaz de la economía y tiene dos consecuencias perversas: En primer lugar, los ricos distorsionan los mercados por la presión de sus lobby para conseguir poder y, en segundo lugar, socava la capacidad de los más pobres a invertir en su propia educación.
Lo hemos relatado en su versión original, pero con otro lenguaje es lo que venimos denunciando a este otro lado del Atlántico, el sistema tiene que cambiar, y para ello hay que impedir que se ayude a quien nos ha quebrado. La protesta es legitima, la dirección la adecuada, que los políticos saquen conclusiones, porque las cosas están muy claras y, las cuentas, las queremos con toda claridad y cuanto antes.
