El pueblo es sabio, conoce lo que pasa en sus calles, sus casas, su trabajo, conoce al detalle su ciudad, lo conoce y lo vive, señala sus puntos más débiles, nos dice Ratakul, y en esa lucha por la libertad, que se está desarrollando por diferentes países de Europa, nos ha sorprendido una decisión tomada por Panandreu, la sorpresa ha llegado hasta su propio ministro de Economía. Ha comprendido que las decisiones que tiene que tomar son de tal calado, que la democracia representativa, tiene que reforzarse con una consulta a los ciudadanos. Ha tomado la salida más democrática convocando un referéndum. Una posición valiente, suicida para algunos, pero no olvidemos que Krugman en un articulo de hace muy pocos días, definía las medidas en la UE como un “pacto de suicidio”, los países del Sur están soportando una presión excesiva de los mercados y de los gobiernos. (Ver comentario en ¿Qué pacto?)
Cualquier estrategia basada en la explotación de una ventana de oportunidad surgida a raíz de un shock, descansa, nos dice Naomi Klein, en gran medida en un elemento sorpresa. Es una pausa entre acontecimientos que se suceden a gran velocidad, es una información tan veloz, que cambia los acontecimientos, recupera diferentes sentidos de orientación y el mundo se vuelve a interpretar desde el prisma de una nueva orientación. Esta situación de vértigo, es la que ha recorrido por Europa, como un fantasma de Halloween. Ha sido la noche del truco o trato, sin caramelos a cambio, porque el sabor era demasiado amargo.
Para la reconstrucción de una economía, el desarrollo de su sociedad, no se puede hacer con un rasero tan raquítico, como se pretende, al estilo de las “damas de hierro”, sino que hay que recuperar desde el hogar nacional su propio sentido del buen gobierno, de la transparencia, de la solidaridad, para que las familias, las empresas, el trabajo de los funcionarios y de los sectores sociales, se incorporen a esa gran transformación que hay que conseguir. Un referéndum es un buen principio, es una buena excavadora para preparar el terreno, porque el primer objetivo es recuperar la cultura política, la democracia en su estado más directo, la voz directa de los ciudadanos.
El nerviosismo de los mercados, de los políticos, no de todos, porque el partido socialista francés por medio de sus portavoces, han valorado positivamente la iniciativa, no como otros, que les ha parecido una mala decisión. Esta acción colectiva de un pueblo, ha puesto nervioso a muchos, a los que más, a los mercados, porque mientras fue un país pequeño como Islandia, se marginó y silenció el problema, pero ahora es un país grande y que puede contagiar a Italia, España, Portugal y porque no a Francia. Es una respuesta de hacer política, no en los parlamentos, que también, pero sin olvidar que es bueno que los ciudadanos cuando se les tiene que pedir un sacrificio, se les pida que manifiesten su voluntad, sin mezclar otras cosas que difuminan unas elecciones generales en sus programas, cuestiones religiosas, sociales, territoriales y de otro orden, quedan para otro momento, ahora toca, el si/no. El Plan de rescate no vendrá del BCE, ni del FMI, ni del BM, ni de la burocracia financiera, ni del egoísmo de los mercados, solo vendrá con la respuesta de la voluntad del pueblo, si el sacrificio es colectivo, colectivamente tiene que ser aceptado. Son momentos críticos de la historia de cada país, y nos alegra que la soberanía no se venda por un rescate ni por el equilibrio presupuestario.
Y como analizas ahora el resultado de esta iniciativa? Parece que han ganado «los mercados». Lograremos salir de esta crisis mejor de lo que entramos?
M
Estan ganando los mercados, estan quitando gobiernos,imponiendo politicas restrictivas aprovechando el sochk actual. Lo he denunciado en varios post,hemos dado lugar a que dieran la vuelta a la situación, cuando los politicos los tuvieron de rodillas, pactaron su salvación, ahora nos han impuesto sus condiciones, son tan grandes, tienen tanto poder, su lobby es tan influyente, que nos están dictando a todos los deberes. Saldremos de esta, pero nunca volveremos a disfrutar de los niveles de bienestar que hemos tenido, por lo menos en los próximos diez años. Toda una generación perdida. Yo no me resigno¡