Al otro lado del euro

 Se habla, se ha propuesto, se estudia, tanto en Londres como en Bucarest, de organizar un grupo de países fuera del euro. No es difícil, porque RU no está, y otros no han entrado, como es el caso de muchos de los países del Este. Daniel Owen, lo ha expuesto en el Financial Times, y ronda por las cabezas de muchos de los políticos antes de la cumbre del pasado octubre. El primer ministro David Cameron, ha hecho una referencia de la intención de que el RU se constituya como la base operativa del no-euro.

 El presidente del Grupo socialista en el Parlamento Europeo, Martín Schultz, explica que se puede ver como una UE dividida en tres zonas, el eje franco-alemán, los Estados con moneda nacional, dirigidos por Londres, y el resto de la eurozona con el euro como moneda. Desde Bucarest, la patronal (AOAR) ha instado a su Gobierno para  que apoye esta iniciativa. El proyecto tiene como escollo coordinar economías tan dispares como la sueca y noruega, el peso de la economía inglesa y los diferentes gobiernos de los países del Este. Las dificultades existen, pero lo que es claro, es que los tres grupos son una realidad.

 

Por otro lado, se extiende la idea, que los que impulsaron el euro, siempre supieron que el sistema se colapsaría, pero dicho colapso, permitiría realizar la Unión en profundidad, sería la creación de los Estados Unidos de Europa, con una política fiscal unitaria, un solo presupuesto, un Banco Central único, un control y transparencia en todo el sector público. No son utopías, se habla y se discute, la BBC Radio 5 del 31-10-2011, en el espacio Wake Up to Money, así lo ponía de manifiesto en opinión de Richard Jeffrey, director general de inversiones de Cazenove Capital Management. El comentarista le preguntó si el argumento era sólido o se basaba en una suposición, la respuesta, fue muy explicita, según Jeffrey, desde un punto de vista lógico una moneda común sería lo último que se debería haber puesto en funcionamiento, porque antes tenía que haberse puesto en funcionamiento  los sistemas legales homologados, las políticas fiscales, la regulación de los mercados, todo ello para contribuir a una autentica federación política.

 Sin embargo los políticos, cambiaron el orden y vieron a la unión monetaria como el eslabón de un éxito más inmediato. Romano Prodi, en declaraciones al Financial Times, en 2001, siendo Presidente de la Comisión Europea, dijo que estaba seguro que el euro nos obligará a introducir una nueva serie de instrumentos de política económica, que son políticamente imposibles de proponer ahora, pero algún día habrá una crisis y se crearan los instrumentos que ahora no son posibles.

 Por lo tanto, sigue afirmando Jeffrey, una moneda común no era el final del juego, sino un mero paso para llegar al deseado fin de los Estados Unidos de Europa. Es por ello, que mientras no se llegue a esos acuerdos, los inversionistas de Wall Street y los de China, miran expectantes, para ver cuando se avanza en esa dirección. Y los ciudadanos de la UE, también estamos con el deseo de ver una solución, porque el costo de la indecisión política está siendo muy alto, nuestro crecimiento está parado y el desempleo no se reduce. Así que cuanto antes, solucionemos no la crisis de la eurozona, sino su estructura política y fiscal, será mejor para todos, porque las medidas de parcheo no están sirviendo de nada.

 Publicado en el Circulo de Economía el 7-11-2011

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