¿Imposible? No

Explican que cuando baja el nivel de los cauces, se ve con claridad lo que hay en el fondo, y esto es lo que está ocurriendo con la crisis, está quedando al descubierto todas las deficiencias del sistema, y todas se muestran en conjunto y al mismo tiempo. Una visión dura de realismo, pero acertada, para hacernos pensar. Lo que se conocía como innovación financiera, ha tenido un despertar horrible. Ha destrozado al pequeño inversor, al pequeño empresario y ha dejado sin trabajo a millones de ciudadanos, el derecho a una vivienda digna por los suelos, los desahucios nos persiguen, la reducción de servicios públicos nos está conduciendo a una discordia de difícil solución. No tenemos suerte con los gestores públicos, no han sido preparados para gestionar en estado de crisis, y cortar los dedos de la mano, como dice el sociólogo Bourdeus, es una amputación, y se mire como se mire, es un atropello al cuerpo social.

La irritación de los ciudadanos aumenta, al contemplar que los causantes están desapareciendo sin dar cuentas de su gestión, sustituyen unas personas por otras de sus entornos y los jubilan con un plan dorado de descanso. Tienen poder suficiente para parar las medidas del G-20 que les son incomodas, y salen vencedores de cada asalto. La mayoría de los ciudadanos, ni poniendo cara de bobo, lo podemos entender. Pero es la realidad.

 Una realidad, al comprobar que tenemos como dos niveles para la justicia, la vida económica y la política, con sus grupos de poder, por un lado, y por otro, los ciudadanos. Porque los que dominan la economía, gobiernan desde los mercados todas nuestras decisiones, burlan las leyes, y hasta sus propios contratos, califican como valores lo que al día siguiente no vale nada, y de esos cambios, no dan cuentas, ni pasa nada. En cambio, cuando el titular de un crédito, no cubre un saldo, que se prepare, cuando un hipotecado no atiende su amortización, que corra, y cuando a una persona jubilada le venden un swaps, sin saber lo que es, de dicen luego que por dejarse llevar de su avaricia de ganar más dinero,  ahora le toca perder. Y cuando muchos Ayuntamientos no tienen ni para pagar la luz, que aprenda a no dejarse llevar por los acontecimientos. Esto es un mercado libre, pero las salidas de emergencia del edificio, las controla quien se ha adueñado de su funcionamiento.

 De nada sirven las lamentaciones, no es tiempo, es la hora de hacer  y de actuar, de recoger un compromiso de comunicar con la sociedad, cada uno con su más próximo, haciendo una cadena de comentarios, para romper las grandes mentiras del sistema. ¡La verdad nos hará libres¡, y ante la sensación negativa de que no se puede hacer nada, de que no podemos, que nos han vencido, que estamos derrotados y empobrecidos, hay que seguir con un trabajo que construya una opinión sólida  que nos impulse a una salida ordenada de la crisis. ¿Imposible? No, es posible, los ciudadanos vivimos en nuestros barrios, convivimos en nuestras calles, juntos podemos, que no vengas extraterrestres a envenenar nuestra pacifica convivencia. Con acción y transparencia saldremos de esta crisis.