Coincidencias

Cuando en 1988 Jacques Delors, se comprometió con los sindicatos que la UE exigiría a los gobiernos legislaciones que favorecieran a los trabajadores de la Unión, existía un pensamiento sobre un proyecto europeo socialmente equilibrado. Ahora nos encontramos con una inversión de la situación, lo importante no son los trabajadores, sino los grupos financieros, lo importante son los bancos, porque las economías familiares, empresas, trabajadores, funcionarios y jubilados, somos los elementos rescatadores, y actuamos con una sensación respetuosa del santo temor a lo desconocido, porque los medios de comunicación, sus medios, nos han cambiado la mente, hemos aceptado jubilarnos más tarde, cobrar menos, trabajar más y esperar a que se cree empleo y el paro se reduzca y cobrar cuando se pueda. Esperamos un milagro, un plan venido de otro mundo, para redimirnos de tanto desastre, del caos que nos han montado los del piso de arriba.

La torre del capitalismo
Estamos invirtiendo la teoría económica, que exige producir para redistribuir, ahora producimos para concentrar, acumular riqueza y poder, y controlar a políticos e instituciones. Emplean el mismo método con el que dominan las juntas de accionistas que con un porcentaje mínimo de capital nombran los consejos de administración. Lo realizado en Italia y Grecia, se parece más a ese procedimiento de designación, bajo una vigilancia poco aconsejable. Las coincidencias en su procedencia de Goldman Sasch, y las biografías de sus ejecutivos, dejan pocas dudas.


Estamos viviendo factores desestabilizadores y encontramos muchas coincidencias con el excesivo endeudamiento de las empresas y el de los gobiernos regionales o federales europeos, ayuntamientos de todos los lugares, una nube de empresas públicas y semipúblicas con una oleada de quiebras o impagos, según lo estamos comprobando. Hay una asfixia en el circuito de las haciendas públicas, que está poniendo en peligro a toda la economía privada.
Nadie está calculando el efecto de rebote que supone que las instituciones públicas estén hablando o silenciando, de aplazamientos de pago de unos periodos tan a largo plazo o imprecisos, que crean más inestabilidad.
La imposibilidad de endeudarse, o poder devaluar la moneda, es una trampa en toda Europa, porque los dos rectores de las operaciones, Merkel y Sarkozy, lo que están imponiendo es una devaluación interna, que consiste en reducir servicios y salarios. Se ha cerrado la salida más natural de la crisis, y ha quedado habilitada solo la puerta de atrás, y da miedo traspasarla, porque la visión publicitada es de un cierto terror.
Publicado en el Círculo de Economía el 7 de diciembre de 2011

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