Tiempo de trampas

Demasiada gente seria está diciendo mentiras a diario, por lo que corremos el peligro de que se extienda la compulsiva manera de mentir y nadie crea nada de nadie. En este campo, economistas y publicistas han influido en los políticos para que puedan hacer una cosa y decir lo contrario al mismo tiempo. Han inventado que se puede soplar y absorber en una misma acción. Un milagro.
Nos adentran en el escenario de la magia: sacan de la chistera un banco bueno y, al poco, lo vuelven a sacar desfigurado en banco malo; presentan un balance con beneficios y, seguidamente, lo muestran con un agujero patrimonial; le dicen a un ciudadano, que presencia el espectáculo esperpéntico desde las últimas filas, que les deje sus ahorros, que se los ponen ‘preferentemente’ en el balance, y luego le devuelven un ‘bono basura’ para que lo enmarque y presida el salón de su casa. Le dicen a otro espectador atónito que le venden un piso amueblado dándole un supercrédito para pagarlo y, antes de terminar la función, viene el de la chistera y lo desahucia. ¿Dónde está la chistera de los prodigios? ¡Estamos tan embobados!


Tenemos que recuperar el conocimiento de las cosas, llamar al pan, pan y al vino, vino. Si nos toman el pelo jugando en un chiringuito por la calle, le llamamos ‘tocomocho’, pero si es en una casa seria que pone Banco, donde nos reciben señores con corbata y mesas de por medio, le llamamos ‘inversiones estructuradas’. Con la diferencia que el del tocomocho se larga corriendo mientras que el banquero, cuando vamos a recoger los resultados, permanece, aunque ya es otro el que explica con un lenguaje exotérico que el sistema ha cambiado. ¡Un poco más de seriedad!
Seriedad para impedir las trampas entre la política y las finanzas. Porque la puerta giratoria funciona con tanta asiduidad, que ya no se sabe si entran o salen. Lo que ocurre, por lo que observamos, es que cada vez queda menos en la caja y no se sabe adónde ha ido a parar. ¿Cómo es posible arruinar a un potente sector financiero en tan poco tiempo y que desaparezcan por encanto las Cajas de Ahorro? Hemos olvidado el esfuerzo, la dedicación y el apoyo ciudadano para que crecieran sus depósitos y su obra social, considerada un bien común. No me parece que nos tengamos que conformar con las cuatro explicaciones que nos están dando. Queremos saber más.
Queremos estar informados de lo que ha ocurrido, los pasos seguidos, los responsables de las decisiones, los inductores políticos de las mismas y lo que hacían los ‘guardianes del tesoro’, porque da la sensación de que se fueron todos al baile de ‘los números primos’.
Keynes nos recuerda que la política de reducir a servidumbre a todo un pueblo, y en especial a una generación (hoy diríamos de jóvenes en demanda de empleo) envileciendo sus vidas y privándoles de la felicidad, es odiosa y detestable. Y aunque fuera posible, aunque nos enriqueciera a los demás, es una decadencia para esos pueblos. Lo peor que soportamos los ciudadanos es la humillación sin causa. Así que, ¡por favor! que alguien serio, desde las instituciones nos vaya aclarando y, después, juzgando el porqué de tanta humillación. Porque, entre otras razones obvias en derecho ciudadano, si tenemos que sufrir queremos hacerlo por una noble causa. Y ni la mentira ni la trampa son causas nobles.

Publicado en La Verdad de Murcia (España) el día 23/5/2011

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