Estamos viviendo las peores consecuencias a corto plazo de esta Gran Crisis con la espectacular cifra de desempleo. Hemos pasado en un abrir y cerrar de ojos, de poder elegir un trabajo, a no tener posibilidades de empleo alguno. No hay expectativas de encontrarlo, ni tampoco ayudas, ni esperanza de salir del drama de esa cuarta parte de la población activa que forman el conjunto de buscadores que carecen de medios, y que muchos de ellos, sobreviven gracias a las ONG de este país.
La Tasa de Paro Insoportable (TPI), es un concepto analizado por la OIT, y se define por las siguientes características: Primera: una distribución desigual. Segunda: que sea de larga duración. Tercero: que el desempleo no baje, y que el paro juvenil aumente y no tenga salidas.
Ante lo insoportable de la situación, nadie acude al sentido común que pide a gritos a la economía: hacer planes para reducir el aumento de desigualdades, tomando medidas para cambiar la situación, porque la renta y la riqueza de unos pocos, es tan infinitamente desproporcionada, que no se soportará por mucho tiempo que los más ricos sean cada vez más ricos, y los más pobres, sean cada vez más pobres. El bienestar, es un concepto que millones de ciudadanos la han perdido ¿para siempre?
¡Para siempre no! No podemos permitir esta situación por más tiempo, porque sencillamente es insoportable. No es posible continuar igual y precisamos despejar ciertas incógnitas. La primera, consiste en preguntarnos en voz alta y responder a los cuatro vientos ¿Quién tiene más poder, los gobiernos o la banca? Hasta ahora, las encuestas nos responden que los banqueros, que no solo mandan, sino que nos han impuesto condiciones, recortes, y nos han desposeído de derechos, y no conformes, han cambiado hasta las Constituciones para tener crédito garantizado, con la manifiesta incapacidad de los gobiernos.
La segunda, ¿para qué sirve un proceso electoral, si los elegidos no tienen capacidad de gobernar? Cada vez más, se hace insoportable, lo vivimos con Zapatero y muchos pensaron que cambiando al gobierno y con un partido conservador (PP) que prometía tener el caché ante los mercados, sería la solución, pero a pesar de actuar a su diktat, los mercados no lo valoran, y nos siguen despreciando y penalizando. Han impuesto un rescate, una intervención de los presupuestos, y una política fiscal para reducir el déficit hasta el nivel que han fijado.
Y por último, el empeoramiento de los indicadores, oficialmente hasta el 2014 no se prevé crecimiento positivo, lo que agravará la equidad en el sistema por causa de cómo se está aplicando la política fiscal, y aunque la crisis afecta a todos, la capacidad de defensa y de recuperación es muy diferente según analicemos los niveles de renta de cada ciudadano. Debemos pensar con serenidad, pero con preocupación, las causas de la ausencia de políticos que impulsen el crecimiento, y porqué se acepta como imposición de una dictadura invisible, la inevitable y drástica devaluación interna, con sus efectos perniciosos en un aumento de desigualdades perpetuando una vida de pobreza que suscitará serios interrogantes sobre el peligro de inestabilidad social en un futuro inmediato.
Tenemos un conflicto de legitimidad, que está minando el constitucionalismo de los países del Sur, en donde estamos totalmente inmersos, y no debemos perder mucho tiempo contemplando atemorizados a los ciudadanos, porque si no hay dinero para pagar las nóminas de los funcionarios públicos y atender los gastos presupuestados, el camino emprendido de llamar a las puertas de todos los ciudadanos recaudando masivamente, con una clase media empobrecida, familias con miembros en paro, y otros castigados sin extra de navidad o con perdida de ayudas, debemos pensar que ese camino es “insoportable”.
José Molina Molina. Doctor en economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis. (Publicado en el Blog del Circulo de Economía y en el diario La Opinión (Murcia 23/7/2012)
