“Lo público es de los ciudadanos. Secuestrar información es muy grave y reprobable. La publicidad es el mejor cortafuego de lo que no se desea: la corrupción”
El buen gobierno de las ciudades, es la mejor garantía para una sostenibilidad del sistema. El sistema social, político, económico, ambiental y multicultural, tiene un escenario vital en la ciudad. La ciudad y sus barrios son donde hoy se vive la solidaridad de la nueva sociedad del siglo XXI. En la revolución industrial del siglo pasado, la solidaridad tenía su manifestación activa entre los muros de las fábricas, hoy trasciende y las reivindicaciones van adquiriendo un mayor espacio entre los barrios de las ciudades que es desde donde se impulsa el cambio para reinventar la democracia, como dice el profesor Santos, de la Universidad de Coimbra, creando nuevas formas democráticas que ahonden las deliberaciones sobre los aspectos cada vez más diferentes de la vida local. En ese nuevo contexto, nuestros políticos, los que ganan las elecciones y gobiernan y los que ejercitan la oposición, proyectan sus programas políticos para el mejor gobierno.
¿Cuál es la función de los ciudadanos? ¿Sólo votar cada cuatro años? No. A los ciudadanos les corresponde participar, transformar con sus actuaciones las desviaciones del poder, de aquellos que no respetan los límites. Además, deben de pedir cuentas, porque quienes las tienen que rendir se olvidan con demasiada frecuencia de esa función que los anglosajones definen como la accountability. La información económica, la presupuestaria y la de todas sus sociedades públicas o participadas, deben de estar auditadas y todos los datos colgados en la Red, para que cualquier ciudadano pueda consultarlas, como recomiendan las directrices de la UE, sin que se tengan que solicitar y sin llegar a esperpénticas situaciones de tener que pedir el amparo de autoridades para que se hagan públicas. Lo público es de los ciudadanos, secuestrar información es muy grave y reprobable. ¿Por qué ocultarlos? La publicidad es el mejor cortafuego de lo que no se desea: la corrupción.
Continuar leyendoEl buen gobierno y la participación ciudadana