Los gobiernos, municipales, regionales, de cada Estado y de la UE, no dicen bien a las claras, que es lo que hacen desde sus competencias por salir de esta crisis, o lo que pueden hacer, o lo que no quieren hacer, porque sin estas explicaciones, nos vemos como vacíos de contenido democrático. Porque las democracias, como en los matrimonios, hay que defenderlas, luchar por ellas, porque lo difícil es mantenerlas, y en uno y en otro caso, si no las llenamos de contenido, observamos cómo se producen un vacío. En la vida en común, y en la convivencia, si se pierde el sentido de futuro hay que preguntarse, ¿por qué se pierde la comunicación? ¿La palabra? La que nos explica los hechos, y también en ese sentido popular “de ha dado su palabra”, como el honor de cumplir lo prometido. Es ese sentido de poder mirar a cada ciudadano a los ojos, para decirle que lo prometido se cumple. Los ciudadanos no entienden de estrategias, porque lo traducen por “tretas”, término que se emplea como disimulo, para dar disculpas de mal pagador.
Si tenemos una moneda común, debe de haber una responsabilidad común, y todos estamos sin distinción, en la obligación de buscar y apoyar soluciones que contribuyan a superar el déficit de la eurozona. Porque se precisa que antes de que sea demasiado tarde, se encuentre una formula de liquidación de las deudas. ¿Por qué? Mientras no se encuentre ese acuerdo-instrumento, llamémosle “fondo”, no estaremos acertados en la solución, y los sacrificios que estamos realizando podría ser un derroche social y hasta inútil.