El todo y ahora, que Luther King, manifestaba en su famoso discurso ¡queremos todos nuestros derechos y los queremos ahora¡ con el paso del tiempo, y como consecuencia del auge del consumo, ha quedado devaluado, ya no se reivindican todos los derechos. Porque el mundo en sus cambios, ha transformado la conciencia, y en ese todo, ya no prima tanto la libertad, y además no tiene el mismo sentido que décadas atrás, porque nos hemos acostumbrado a convivir, con los marginados que mueren libremente por nuestras ciudades, y que libremente no tienen para consumir, y con los que libremente viven humillados y sin esperanza de que contemplemos su rostro de angustia. Hemos devaluado todos los derechos que a muchos ciudadanos no les atrae comprometerse con lo devaluado.
Hemos convertido al ciudadano en un perfecto “homo oeconomicus”, su individualismo está respondiendo a intereses, y ahora se le convence por la presión mediática, que sus intereses son los de los mercados. Los mercados salvaran a los ciudadanos, facilitándoles en la próxima burbuja ser otra vez un consumidor sistémico e individualista. El límite será su capacidad económica. Para ello solo hay que dejarse guiar, como buenos súbditos, en todo lo que dicten los que dominan la economía y las finanzas. Esta adhesión o conformismo, ya es una práctica habitual, no sólo de los ciudadanos sino de los políticos que nos dirigen en la UE.