Se habla, se ha propuesto, se estudia, tanto en Londres como en Bucarest, de organizar un grupo de países fuera del euro. No es difícil, porque RU no está, y otros no han entrado, como es el caso de muchos de los países del Este. Daniel Owen, lo ha expuesto en el Financial Times, y ronda por las cabezas de muchos de los políticos antes de la cumbre del pasado octubre. El primer ministro David Cameron, ha hecho una referencia de la intención de que el RU se constituya como la base operativa del no-euro.
El presidente del Grupo socialista en el Parlamento Europeo, Martín Schultz, explica que se puede ver como una UE dividida en tres zonas, el eje franco-alemán, los Estados con moneda nacional, dirigidos por Londres, y el resto de la eurozona con el euro como moneda. Desde Bucarest, la patronal (AOAR) ha instado a su Gobierno para que apoye esta iniciativa. El proyecto tiene como escollo coordinar economías tan dispares como la sueca y noruega, el peso de la economía inglesa y los diferentes gobiernos de los países del Este. Las dificultades existen, pero lo que es claro, es que los tres grupos son una realidad.