Cuando una persona tan sensata y de un reconocido prestigio en el campo de la financiación pública, como es el caso del profesor Ontiveros, nos dice que estamos en la presencia de “un bucle diabólico”, nos hace pensar que la estabilidad financiera y el crecimiento económico son objetivos difíciles de alcanzar, porque estamos en una realidad, que sin crecimiento económico es difícil pagar las deuda; sin actividad normal, los ingresos disminuyen y la recaudación baja, y las haciendas públicas tienen muy difícil nivelar sus presupuestos. De ahí el dilema, recortes, o subida de impuestos. La solución la han resuelto, dando golpes sobre el mismo yunque: al sufrido ciudadano. La subida del IVA, será un recorte generalizado para todo el consumo. No es que se desplace la imposición de los rendimientos del trabajo a la imposición indirecta, como pretende el ministro explicarnos con torpeza, hablando claro, es que nos quitan indiscriminadamente a todos, en especial a los de menos renta. Por menos se han organizado revueltas en nuestra historia.

Las soluciones, cambiar el rumbo y actuar con seriedad en un sistema que debe ser transparente, y no una escuela de practicas de opacidad, además de una buena gobernanza, y no un campamento de corruptos, rendir cuentas y dar explicaciones a los ciudadanos de cada acción emprendida en esta complicada situación, y no una burocracia política que hace de pantalla para que no nos enteremos de nada, y así un larguísimo listado de obstáculos que impiden que seamos considerados una sociedad dinámica, transparente, democrática, libre, ética, solidaria, productiva, eficiente….. Para que tanto los países, como los inversores, dejen de mirarnos con precaución, hablen negativamente de nuestra clase dirigente y nos marginen de los foros, como ha pasado en las recientes renovaciones en el BCE, porque no nos consideran, salvo para imponernos deberes como las 32 medidas que se han hecho públicas, somos prisioneros de una guerra que no es nuestra y pagamos un rescate por una sociedad cautiva, cuando sus dirigentes están fuera del campo de concentración sin sufrir los rigores del cautiverio. ¡Hasta cuando!
Carecemos de auténticos líderes, y los ciudadanos estamos petrificados por las amenazas que nos vaticinan. ¿Será verdad que nos hundimos? ¿Estamos al borde del precipicio, o en caída libre? Hay que actuar y tomar medidas que fortalezcan, la economía y la política, porque no es tiempo de milagros.
Por eso un grupo, cada vez más creciente de la sociedad civil europea, consideran que la salida a la crisis, llegado al punto critico en donde nos hemos situado, es un gran pacto por el crecimiento, que incluya un paquete de medidas de política económica y social anticiclícas, que es ni más ni menos, lo que han puesto en acción otras economías mundiales, EEUU por ejemplo. No se da este paso, por desconfianza de unos con otros, o sea que no hay integración. En una palabra, nadie se fía de los políticos y de los banqueros, y menos aún de los políticos y banqueros del Sur de Europa, porque han hecho tantas trampas, que hasta en el solitario ejercicio de gestión presupuestaria, se han engañado así mismo. Un descredito que estamos pagando demasiado caro.
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