François de Closets, publicó en 1982 un ensayo que titulaba “Toujours plus”, donde analizaba la fiebre desatada en la sociedad de querer cada día más. Es la visión que impuso el consumo, subir de nivel de vida, consumir lo que entra por los ojos, caer en el marketing agresivo. Nos convirtieron en máquinas de ansiedad de un siempre más. En estas redes cayeron todos, desde los ejecutivos, los empleados, los consumidores y los políticos. Todos por encima de sus posibilidades, unos endeudados y los que se han saltado las líneas rojas, consumiendo, o estafando.
Esa visión desde los que han cruzado la línea roja, es lo que ha recogido la encuesta realizada a nivel mundial por la consultora KPMG sobre el “Fraude empresarial” hecho público esta semana. En dicho informe, el prototipo de defraudador en las empresas es un directivo que quiere cobrar más. Ese desmedido impulso, ha roto las barreras de control y ha asaltado defraudando un volumen que asciende a 2,5 billones de euros al año, un 5% del PIB, están en cabeza los sectores de finanzas, infraestructuras y telecomunicaciones.
El tipo medio es la figura de un ejecutivo de entre los 35/55 años, con más de seis de experiencia en puestos de responsabilidad en la empresa y con poderes como alto ejecutivo. La facilidad de distraer, de una forma u otra, remuneraciones o sobornos, la propicia el tiempo de maduración de la confianza en este tipo de personajes.